Continuamos hoy con aquella instalación para la exposición de El Barco K, que se expuso entre los meses de abril y mayo de 1991, y que fue la primera en la carrera de Ricardo Casstillo.
En este caso, Senda de Oku abarcaba un vídeo, fotografías y pintura industrial sobre escayola. Fue una obra pensada expresamente para el Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla. Seleccionado junto a otros cinco jóvenes artistas llevó a cabo una idea que normalmente se arrincona por falta de medios técnicos y ofreció al espectador una dimensión oculta de sus inquietudes.

EL LENGUAJE
Según comenta Fernando Roldán, el lenguaje era la gran obsesión de Ricardo: encontrar lo más primigenio, el lenguaje de su ser más original. Esa era su inquietud.
Aquella instalación despertó al marinero que siempre llevó dentro y elaboró con su lenguaje, con su manera de decir, una ruta a través de un mapa con señales que guiaran al viajero.
Casstillo era un contador de emociones y a través del lenguaje de las banderas buscaba el suyo propio, un hombre con un sentido espiritual profundo que lo conectaba con el arte. Ese lenguaje, al que quería llegar, siempre era el más puro.

Ricardo construye ese lenguaje desde cero con la firme determinación de comunicar ese viaje interior que encontró en la obra poética Oku No Hosimichi de Matsúo Basho. Signos de este lenguaje son las banderas, la animación sobre el mapa de escayola, la fotografía, la emulsión fotográfica y un paciente modelo.
EL CAMINO
Buscaba la forma de crear un sendero trabajando a la manera heurística de ensayo y error. Probaba una alternativa y verificaba si funcionaba, hasta dar con los elementos apropiados: las placas de yeso, el estaño fundido y la animación.
Quiso atreverse con una técnica todavía incipiente en el arte de principios de los 90. Pretendía acercarse a la imagen en movimiento, e introdujo un corto en su instalación, encargándoselo a Fernando Roldán que acababa de llegar de Barcelona lleno de nuevas ideas.
Para la grabación, le pidió prestada una cámara de vídeo a su amigo y coleccionista de arte Esteban Sandoval. Por su inexperiencia grababan toma a toma, de forma manual y muy rudimentaria, pero a Ricardo esa sencillez, esa ingenuidad del resultado le gustaba.
Trazó la Senda con un punzón desplazándose por el reguero de estaño fundido, porque este material se clavaba fácilmente en la escayola y así podía tomar fotograma tras fotograma, formando el camino. Ese punzón representa al viajero en el corto, que fue tomado segundo a segundo, sin opción a borrar ni a corregir nada.
Fue Roldán quien modela la figurilla de plastilina que también dibuja mensajes con banderas en la parte final del vídeo.
Sobre el gran pladur, compuesto por treinta y cinco placas de yeso, Casstillo dibujó un mapa con los nombres de ciudades y los puntos estratégicos para llegar a Oku.
Las placas de yeso se extendieron en el suelo de una gran sala del Museo preparada para su instalación. En las tres paredes laterales estaban expuestas las fotografías de un marinero desnudo con las distintas posiciones de lenguaje de naval.

A la derecha del monitor, que presidía la escayola, colgó las fotografías que representaban la expresión Senda de Oku. En este monitor se visionaba la película de animación de “aquella peregrinación espiritual – como decía Genaro Marcos en el catálogo– por la que presenta los poemas con signos navales elegidos por el valor plástico que pueden tener por sí mismos, independizados del texto”.
Este es el corto completo, proyectado en la instalación, tiene una duración de 11:46 minutos:
Pincha aquí para ver el catálogo de la exposición en el Museo de Arte Contemporáneo, abril y mayo 1991
Agradezco inmensamente a nuestra hija Luisa Andrea Casstillo Pineda la paciencia, el amor y la dedicación con la que ha colaborado en la edición de estas imágenes.
Pepa Pineda, lunes 27 de junio de 2022
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