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1992 LO QUE PUEDE UN SASTRE

Bajo el título genérico Lo que puede un Sastre el Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla presentó en dos salas, la exposición Antonio Miró y 14 artistas entre los meses de marzo y abril de 1992.

De la moda como fenómeno actual capaz de provocar la contemplación y la actuación artística trata la muestra del diseñador Antonio Miró; un modisto de éxito centrado sobre todo en la moda masculina. Fue el primer español en firmar con el líder mundial Ermenegildo Zegna,  el primer español, también, en participar en el certamen Milano Collezione Uomo.  Tomó para su catálogo a John Malkovich como modelo exclusivo y recibió el encargo de todo el estilismo de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.

 Acompañado por catorce  artistas seleccionados, entre los que se encontraba Ricardo Casstillo, se expusieron además 45 maniquíes vestidos por Miró, una pared con dibujos originales de 1978 a 1992 y una proyección audiovisual de un estudio, elaborado por el propio diseñador, sobre la vinculación de su moda con la arquitectura. La moda era la excusa y el arte su amante ocasional y caprichosa.

¡Lo que puede un Sastre! de la serie Los Caprichos de Goya

El título de la exposición está prestado de uno de los grabados  de Goya,  quien criticó humorísticamente y sin piedad en su serie  Los Caprichos el fanatismo religioso,  las supersticiones,  la Inquisición y a algunas órdenes religiosas, mientras abogaba a leyes más justas y costumbres más racionales. El grabado representa un tronco de árbol vestido a modo de fraile que es adorado por un grupo de mujeres arrodilladas: ¡Lo que puede un Sastre!

El acto de inauguración,  además de diseño y artes plásticas, se acompañó de la música del  grupo Ketama, que cantó  temas de su último disco, Pa gente con alma:

1992 Ketama Pa gente con alma

El broche final a ese día lo pusieron diversos personajes de la vida cultural de Sevilla, que pasearon durante la tarde de la inauguración con trajes firmados por el diseñador.

Las diferentes obras realizadas exclusivamente para la exposición revelaban la atracción de los artistas por la labor de Antonio Miró más allá del diseño de ropa. Que los maniquíes de pasarela fueran amigos y gente de la calle, interesaba más a los artistas que el mero hecho de la moda en sí.

1992 Ricardo Casstillo, intervención de sus hombres planos atrapando prendas de Miró en ¡Lo que puede un Sastre!

En palabras de Pepe Yñiguez en su artículo Tela sobre Tela:  “El grupo seleccionado pertenece a aquella generación de artistas que emergió en los primeros ochenta al amparo de las nuevas tendencias figurativas en el arte y que en Sevilla recibió su bautismo oficial de la mano de Ignacio Tovar, pintor de la generación anterior y también comisario de la presente exposición”.

Rafael Agredano, Ricardo Castillo, Alerto Donaire, Alonso Gil Lavado, Victoria Gil, Curro G González, Federico Guzmán, J. F. Isidro, Abraham Lacalle, J. M. Larrondo, Rogelio López Cuenca, Pedro Mora, Guillermo Paneque y Pedro G. Romero fueron los autores escogidos, todos ellos andaluces y menores de 35 años.

Lo que Puede un Sastre  se clausuraba pocos días después de que se inaugurara la Exposición Universal de Sevilla,  el 20 de abril de 1992. Todo parecía ocurrir en Sevilla y en España. Nos convertimos en sede de la cultura, del deporte, de los encuentros políticos (la Exposición Universal de Sevilla, la Cumbre Iberoamericana de Madrid, la Conferencia de Paz para Oriente Medio y los JJOO de Barcelona, entre otros).

Vivíamos en una burbuja económica y social que no contentaba a las voces más críticas y  la de Ricardo Casstillo se encontraba entre ellas, adoptando una postura de rechazo ante la conmemoración.  

El inminente saqueo sería saludado como una fiesta por todo lo alto, un banquete de dinero público y especulación, que rondó los 200.000 millones de pesetas.

Exposición Universal de Sevilla 1992

La Leyenda del Tiempo

El 1 de julio de 1992, en el ecuador de la Expo, murió Camarón de la Isla; justo esta semana se conmemora el 30º aniversario de su muerte.  Ricardo Casstillo, era  hermano, primo y sobrino de cantaores, vivió el flamenco en su casa. Escuchaba un flamenco puro, jondo y rasgao.  Pero,  por estos años  descubre a un Camarón de la Isla inquieto y visionario que quería «hacer otras cosas», salirse de la pureza, experimentar, y empezó a cantar poemas de Lorca y a  acompañarse de sonidos eléctricos.

Ese cantaor joven que escandalizaba  a la gente de los ambientes flamencos y la hacía gritar de rabia:”¡Sacrilegio! Camarón quiere ser moderno”, acercó a cientos de jóvenes progresistas a un  flamenco que, hasta entonces, había estado relegado a los círculos más puristas y conservadores.

En su homenaje, seguro que Ricardo hubiera disfrutado hoy de esta Leyenda del Tiempo

Pepa Pineda, lunes 4 de julio de 2022

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