En 1991 el Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla propone a un grupo de artistas la exposición de seis instalaciones, titulada El Barco K.
José Iñiguez y Genaro Marcos son los comisarios de la exposición que reúne a una serie de artistas en pro de este proyecto: Pepa Rubio, Ricardo Casstillo, Alberto Donaire, Mané Pérez Tapias, Miguel Ángel Porro y Juan Francisco Isidro.
El título de la muestra, El barco K, es una referencia a los barcos meteorológicos que desde el Atlántico norte cubrían la previsión del tiempo hasta 1975.

Ricardo se presenta con una propuesta audiovisual y pictórica que le aprueban de inmediato.
A propósito de la exposición Margot Molina, escribe en El País del 13 abril 1991 : «La instalación de Ricardo Casstillo Las Sendas de Oku completa una trilogía dedicada al trabajo, el sexo y el lenguaje […]. Este montaje se basa en el libro del mismo título del poeta japonés del siglo XVI Basho, que recoge las poesías que compuso en un viaje o peregrinación espiritual por el norte de Japón. “Basho parte de Tokio dejándolo todo atrás. Durante su largo viaje escribe unos poemas llenos de sensaciones, que yo he conocido a través de textos de Octavio Paz. Mi instalación ha consistido en materializar esta poesía”, (dice Casstillo)
»La obra de Casstillo incluye una escultura [35 placas de yeso] en la que representa la senda que siguió Basho y que se complementa con un vídeo en el que se mezclan imágenes del mundo natural con dibujos animados, además de 10 fotografías manipuladas que, utilizando el lenguaje de código naval, ilustran La Senda de Oku. La otra parte de la instalación la componen 19 cuadros que describen las localizaciones del viaje del poeta. “No he aprendido a hacer un jeroglífico, sino a acercarme a una forma distinta de lenguaje, la del sentimiento”, asegura Casstillo».

Cuando le viene la propuesta de El Barco K, la idea de Senda de Oku ya estaba bullendo en su cabeza, fruto de sus lecturas de aquellos haikus de Basho, poeta que, como afirmaba Eugenio Granell, expuso ya en su época las claves de la poesía surrealista.
Fernando Roldán recuerda que Ricardo ya le vino con todo dado: “Tengo que hacer esto y esto para lo de la propuesta del Museo” le dijo. Y dividió el proyecto en dos partes:
El Camino y el Lenguaje.
LA PREPARACIÓN DE LA OBRA
La preparación de su instalación duró varios meses. Buscó un espacio mayor que el de su propio estudio y pidió a Roldán desarrollar los preparativos en aquella gran casa sevillana de la Calle San José, 10, que más tarde sería CAVECANEM.
Necesitaba un modelo, un fotógrafo, un equipo de gente que le ayudara con su proyecto y bastante material sin subvención alguna.

Durante meses Fernando, Ricardo y algunos colaboradores más pasaban juntos todo el día. Casstillo llegaba a las 8 de la mañana y empezaba a trabajar. Allí comían y seguían atareados hasta las 11 de la noche, que volvían a casa.
Funcionaban más o menos como un equipo. Ricardo era el pensamiento, la voz. Sabía muy bien lo que quería hacer. Proponía y repartía el trabajo, mientras los demás le seguían. Pero todo se hacía sin presupuesto suficiente, sin otras ayudas. A propósito de esta falta de apoyos económicos, Roldán recuerda la franqueza de Ricardo, porque siempre les decía: “si quieres participar, participa, y si no, no. Pero no tengo un duro”. Por eso algunos venían cuando querían, echaban una mano, llevaban y traían materiales, incluso posaban cuando Ricardo se lo pedía, pero no se sentían comprometidos.
Ricardo Casstillo había proyectado un viaje interior, que ya descubriera en la poesía de Sendas de Oku de Matsúo Basho. En palabras de Octavio Paz –en La Tradición del Haikú– : “Oky no Hosomichi es un diario, que es asimismo una lección de desprendimiento. El proverbio europeo es falso; viajar no es morir un poco sino ejercitarse en el arte de despedirse para así, ya ligeros, aprender a recibir. Desprendimientos: aprendizajes”.
EL EQUIPO
Junto a Casstillo, colaboraban Roldán, que dirigió y realizó la película que se exhibía en la exposición, Jesús Morales, Manuel Jesús Abato, Esteban Sandoval y José Luis Molano. En la casa de CAVECANEM, ayudado de su librito de la Marina, se iniciaron las sesiones de fotos al modelo desnudo portando en sus manos los banderines del código internacional de señales.

Este modelo era un hombre tímido y taciturno, un escultor amigo de su barrio, que no tenía un espacio para trabajar y que gracias a la ayuda de Ricardo consiguió instalar su taller en aquella casa. En compensación, se prestó a posar pacientemente durante horas.
Atín Aya, no formaba parte de aquel equipo, pero aparece en el proyecto como el fotógrafo del montaje de la obra. Ricardo se inquietaba cuando llegaba: “¡Que viene el fotógrafo! ¡Todo esto tiene que estar preparado!”. Era el fotógrafo oficial del catálogo de El Barco K y trabajaba para el Museo de Arte Contemporáneo. Sin embargo, también acabó sumándose al grupo para asesorarle en la iluminación.
Entrevista de Carlos Lara de RNE a Ricardo Casstillo en CAVECANEM calle San José, 10 de Sevilla 1991
Mi especial agradecimiento a Fernando Roldán, que con tanto cariño y dedicación me ha transmitido cada paso de esta Senda de Oku del que él también formó parte.
En la próxima entrada Senda de Oku – El Barco K II trataremos de las dos partes de esta instalación:
EL LENGUAJE y EL CAMINO
Pepa Pineda Villarrubia, lunes 20 de junio de 2022
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