Paco Molina fue una figura fundamental en el arte contemporáneo en la Sevilla de los años 80 y 90. Era un pintor madrileño inconformista que hacía casi veinte años que había llegado a la ciudad y detestaba la rutina y el inmovilismo de la vida cultural de la Sevilla de aquellos años. Este estancamiento le llevó a emprender una cruzada contra el mal gusto y la ramplonería imperante.

Paco tuvo que ver en muchos de los cambios que se produjeron en aquellos años. Fueron los tiempos de sus conferencias en la Universidad y en los pueblos, de los debates en grupo, donde los jóvenes pintores oyeron hablar, quizás por primera vez, de Galvano della Volpe, filósofo marxista, profesor e intelectual italiano, o de William Morris, arquitecto y diseñador británico, traductor, poeta y activista socialista.

Y fue su influencia la que hizo que estos mismos jóvenes empezaran a despertar y a preocuparse por Francis Bacon (expresionismo, surrealismo, cubismo), Giorgio Morandi (posimpresionismo, pintura metafísica), Lucio Fontana (espacialismo y abstracto)o Andy Warhol (arte pop).
En 1990, con el título de Pintores de Sevilla, se le rindió un homenaje al que se sumaron los que habían intervenido en la primera exposición realizada con motivo de Cita en Sevilla en 1984, comisariada por Paco Molina para el Ayuntamiento.

Paco Molina
Entre ellos hay nombres que ya han pasado a la historia del arte como Santiago del Campo, Teresa Duclós, Carmen Laffón, Félix de Cárdenas o Luis Gordillo, junto a una nómina de creadores destacados de aquel panorama artístico y que hoy están consolidados como referentes de nuestro arte contemporáneo:

Y, entre ellos, un joven Ricardo Casstillo que interviene con una obra muy reveladora.
Su única hermana había sido diagnosticada de una agresiva enfermedad. Con solo treinta y seis años hubo que amputarle una pierna para que pudiera sobrevivir. Esta dolorosa noticia fue un balazo en el corazón de Ricardo, que quiso reflejar su desasosiego en este cuadro lleno de simbolismo: bajo la tierra las piernas separadas del cuerpo y los desolados pensamientos de una cabeza; arriba la esperanza de un renacimiento envuelto entre luces blancas, símbolo del triunfo de una anhelada curación. Este motivo de las piernas mutiladas volverá a aparecer en pinturas posteriores de Casstillo y siempre representando una esperanza de la regeneración.

Hoy termino con este sencillo y metafórico dibujo poemático dedicado a Crater, la Copa: una pequeña constelación conocida desde la Antigüedad, que se encuentra entre Hidra y Leo.

Posiblemente Ricardo escogiera esta constelación, que durante la Edad Media inspirase la leyenda del Santo Grial, el vaso sagrado en representación de la curación y de la regeneración .
Pepa Pineda, lunes 16 de mayo de 2022
2 respuestas
Un trabajo delicado y dedicado a una persona con un mundo interior fabuloso. Aunque él no lo creyera, espero que desde algún lugar disfrute de este paseo por su vida artística.✨✨❤
Gracias, Úrsula. Seguro que lo está disfrutando.