A mediados de 1995 Ricardo Casstillo tuvo un viaje iniciático que le cambió muchas formas de entender el arte y le influyó decididamente en la orientación que dio a su Escuela.
Tras una estupenda racha de ventas de su carpeta de grabados Arte Curativo, se permitió un paréntesis en Korral y decidió marcharse una temporada a Nueva York, la meca del arte moderno.
Pedro Mora, su antiguo compañero de estudios, se había instalado en Nueva York gracias a una beca Fulbright. Seguía trabajando para la galerista Soledad Lorenzo de Madrid y llevaba un tiempo en contacto con salas de arte y creadores neoyorquinos. A pesar de la gran distancia, Pedro se había convertido en una suerte de antena de conexión con Sevilla, y por su casa pasaron estudiantes y artistas amigos en busca de una experiencia directa con la capital del arte contemporáneo.
Casstillo necesitaba dar ese salto fuera de unas fronteras paralizadas y academicistas, y llegó a Nueva York, invitado por Pedro. Iba con la ilusión de descubrir aquel paraíso de artistas en el que se había convertido el distrito de Brooklyn, lleno entonces de un espíritu bohemio y vanguardista, a pesar de la violencia e inseguridad que se vivía en sus calles.

Pedro y él salían a diario a comprar materiales y a moverse por el mundo cultural y artístico de Nueva York, visitando las nuevas galerías de la zona de Chelsea y los grandes museos de la ciudad.
Casstillo descubría emocionado algo muy diferente a cada paso. En el barrio de Williamsburg, donde se alojaba, todos los vecinos eran artistas, aunque también había una significativa población latina y de ortodoxos judíos. Las intervenciones artísticas en espacios públicos eran diarias y cualquier lugar se convertía en un centro de creación. “Por las tardes solíamos ir a un café pequeñito, llamado L Café (L era la línea de metro que paraba en la calle Bedford) donde había más actividad que en el propio Reina Sofía. Allí nos reuníamos con dibujantes, pintores, músicos, escritores y se generaba un movimiento de actividad creativa brutal”, recuerda Pedro Mora.

Casstillo no dejó de apreciar el tremendo contraste entre una Sevilla, donde no existían más de tres galerías y un politizado museo de arte contemporáneo, que daba cabida solo a unos pocos, y aquella profusión de creadores, galerías y movimientos artísticos rompedores e iconoclastas. Para él Nueva York fue un punto de inflexión, un viaje iniciático, una toma de conciencia como artista y frente a la realidad externa.
II KORRAL DE VERANO. EL MONASTERIO DE LORETO

Tras su vuelta de Nueva York, Ricardo dirigió en el Patio de San Laureano una escuela abierta a todas las artes plásticas y a todos sus participantes sin horario fijo, como ya hemos ido viendo. Algunos de sus alumnos llegaron a instalarse allí y convivieron con Casstillo (Kiko, Armando Escalera, Chiqui López, Óscar Moreno, Fernando Lara…), al tiempo que ayudaban en las tareas de mantenimiento y recuperación de las instalaciones. De algún modo trajo a Korral esa idea neoyorquina de convivencia entre artistas.
Se acababa el curso y se acercaba el tórrido verano sevillano. El Korral de Verano del año anterior, mientras Casstillo estuvo en Nueva York, apenas se salvó por los talleres infantiles y algunos participantes abnegados.
Pero esta vez Korral se trasladaría a un lugar más fresco, el Monasterio de Loreto de Espartinas, en pleno Aljarafe sevillano.

El guardián del Monasterio, Francisco Limón, tenía buena amistad con José Pascual. Alumno de Ricardo, empresario y gran aficionado al arte, Pascual estaba muy implicado con aquellos cuatro monjes franciscanos del Santuario y conocía bien la necesidad de una restauración de la pintura mural de la antigua capilla, hoy sacristía. Por eso, propone a Casstillo celebrar allí su Escuela de Verano. A cambio de un espacio para impartir sus talleres artísticos, Ricardo se comprometía a restaurar los frescos. Los monjes acordaron cederle las dependencias junto al huerto, que fueron aulas de filosofía y teología en el pasado.
Aquel grupo de artistas de la “comuna” de Korral se trasladaba cada mañana del mes de junio para limpiar, tirar, enfoscar, encalar, hacer trabajos de albañilería y hasta de fontanería, para adecentar aquellas abandonadas dependencias de la antigua universidad de los franciscanos del siglo XVI. Trabajaron cientos de horas voluntariamente para rehabilitar las aulas alejadas de patio mudéjar, donde todo era armonía.

Korral del Arte Factoría organizó talleres artísticos para todas las personas sin límite de edad y sin conocimientos previos en materia artística. Por fin, tras una larga preparación de las naves, las clases dieron comienzo el día 1 de julio de 1996 con un horario libre desde las 10:00 a las 22:00 h. de lunes a jueves.

Ricardo Casstillo dirigía,los talleres impartidos por artistas y profesionales del arte, trabajaba junto a Luis León en la restauración de los frescos e impartía El argumento de las cosas, un curso de dibujo concebido como un acercamiento a los problemas básicos de la representación a partir del natural.
El programa del curso incluía diez talleres artísticos y además algunas actividades, como la conferencia sobre Picasso, impartida por Manuel Escalona, que tuvo una buena acogida por parte de los asistentes.
La escuela se dividía en dos amplias zonas: la de los niños (a partir de cuatro años) y la de los mayores. Se confeccionó un programa especial para los más pequeños. Según Ricardo Casstillo: “es un programa dentro de otro programa, con un personal especial, ya que las materias que aprenden deben ser adecuadas para ellos; y aunque Korral de verano se pone en marcha cada mañana desde las diez hasta el anochecer, existe absoluta libertad para que cada uno permanezca dentro de ese horario el tiempo que desee”.
“Nuestra intención ha sido crear un centro artístico distinto, es decir, un lugar de debate continuo sobre el arte y su papel en la sociedad. No nos gusta que se refieran o que nos vean como una academia, ya que no intentamos bajo concepto alguno imponer a los alumnos el estilo del profesor. No existe, en este sentido, una enseñanza programática. Korral se enmarca dentro de una línea artística de creación libre”, señala Ricardo Casstillo en el Diario de Sevilla.
Desde su nacimiento, Korral contó con la colaboración de pintores, grabadores, escultores, fotógrafos, profesores universitarios y personas relacionadas con el mundo del arte en general. Y como siempre, en este curso de verano se reunieron especialistas en cada materia: Jesús Tejedor (Grabado), Casstillo (Dibujo), Antonia Jaén (Cerámica), Jorge Vázquez (Reutilización del brik), Antonio Suárez (Fotografía), Armando Escalera (Pintura), Pedro Hurtado (Modelado) e Itziar Calvo (Encuadernación).
La recuperación del mural era el taller más atractivo. El taller de Restauración consistía en la limpieza y fijado de la policromía de los restos originales, reconstrucción mediante estarcido de las zonas desaparecidas sobre yeso, reintegrado por medio de la imitación del aspecto original, consolidado de la superficie con productos para murales y fijado total. Para ello las clases, fundamentalmente prácticas, iban acompañadas del apoyo teórico de Ricardo Casstillo y con el asesoramiento técnico de Luis León. En la dirección adjunta figuraban también Mila Moreno y Pepa Pineda.
KORRAL Y EL GRABADO I
A pesar de la gran actividad en el Monasterio, Korral continuaba sin apoyos ni subvenciones, por lo que para financiar la Escuela de Verano, Casstillo decide editar una carpeta con cinco estampas, que se presentó en pleno mes de julio en el Centro de Arte UNICEF, dirigido por Luís León.

En esta primera edición conjunta colaboraron, junto a Ricardo Casstillo, nombres de reconocida autoridad artística como Rafael Zapatero, Moisés Moreno, José María Larrondo y Juan Lacomba.
Por fortuna, a pesar de la difícil época para el mercado artístico, Korral y el Grabado I consiguió vender la edición completa.

Agradecimientos:
Pedro Mora y Armando Escalera por su tiempo.
Francisco Martínez Cuadrado por su corrección de estilo.
Maribel Molina Torres por el tratamiento de las imágenes.
Pepa Pineda Villarrubia. Sevilla, lunes 28 de noviembre de 2022