Era nuestra costumbre al llegar a Atocha pasear hasta el Museo Reina Sofía; visitar las nuevas temporales que había y luego continuar con nuestro cometido por Madrid.
Yo he continuado con esa rutina, y la mañana del 25 de marzo al acercarme al Museo me encontré con un gran cartel en la fachada que me llamó la atención: Pedro G. Romero, Máquinas de trovar, 3 noviembre, 2021 – 28 marzo, 2022
“¡Qué orgullo que uno de los pintores de nuestra generación de los 80 de Sevilla esté exponiendo en el Reina Sofía!”, me dije y me dirigí directamente a la planta tercera del edificio Sabatini, para verla.

Se trataba de una antológica que repasaba la trayectoria de Pedro G Romero, investigador, comisario, editor y artista, desde sus inicios en la década de 1980 hasta sus últimas investigaciones. Se exponía una selección de sus proyectos más emblemáticos, que daban cuenta del contexto político y social en el que se produjeron. Entre ellos se encontraba La Sección Áurea (1989-1992) obra en la que participó Ricardo Casstillo.
La sección áurea se usó mucho en el Renacimiento, donde se le dio el nombre de divina proporción y se usó particularmente en las artes plásticas y la arquitectura.

También se le conoce como proporción áurea, proporción divina, sección áurea o razón áurea, y procede del número Φ (phi) que es la base del rectángulo áureo cuya presencia en obras artísticas, arquitectónicas e incluso en objetos de la naturaleza, supuestamente explica su belleza.
Romero pidió una obra a un grupo de artistas amigos, con unos requisitos específicos: El título de su obra sería el nombre del autor que la realizara.


Por su parte, él se encargaría de realizar una serie de fotografías a un grupo diverso de personas con su cámara Canon A-1 y cargada con un carrete Kodak Tri-X 400 asa. Al revelar las fotografías, la larga exposición mostraba el aura de cada personaje.
En su catálogo justifica el título de la obra jugando con los término aura y área: “El Aura es lo que se ve cuando se ve Arte. […], La Sección Áurea es la proporción que guardan entre sí tres longitudes tales que una de ellas es la suma de las otras dos, y la intermedia es la media proporcional entre la mayor y la menor.

Esta sección o número phi se convirtió en conocimiento fundamental para la realización de un cuadro. Apollinaire llamó pintores órficos a los artistas (Picabia, Duchamp y Léger, entre otros) que protagonizaron la primera escisión del cubismo bajo el nombre de «sección áurea». Sección significa tanto «grupo» como «corte, trazo, espacio». Y este es el nombre de este proyecto La Sección Áurea”.
La presencia de Ricardo Casstillo en esta colectiva de 1990 justifica su calidad como artista de la vanguardia a la que Romero acude. Su obra pertenece a la etapa en la que los rodamientos son un signo de su lenguaje artístico. Rodamientos de acero insertados y formando parte de sus cuerpos planos, a modo de máquinas impulsoras de movimientos sistemáticos y repetitivos. Como dice Pedro G. “El aura en este personaje existe en función de la fascinación que siente el espectador”.
Envuelto en un aura especial, hoy termino con otro dibujo poemático, esta vez dedicado a la constelación del norte lejano Draco.
Hércules, en su trabajo número once, debía conseguir las manzanas del árbol de Gaia en el jardín de las Hespérides, donde Hera había puesto a Ladón, el dragón de cien cabezas, como protector. Hera sintió mucho la pérdida de su bravo guardián del jardín de las Hespérides, por lo cual lo puso en el firmamento alrededor del polo norte.

2 respuestas
Muy chula y sugerente, mitad arte-facto, mitad ingenio para husmear, bucear y pasear por la obra de toda la vida de un artista.
Muchas gracias, Antonio. Me encanta que te guste.