Entre las grandes pasiones de Ricardo Casstillo siempre estuvieron la pintura, la música y la poesía. Lector incansable de San Juan de la Cruz y otros místicos de los Siglos de Oro, de los poetas españoles del 27 inspirados por las vanguardias, de los haikus japoneses, del pesimismo y el sentimiento trágico de la vida de Kavafis y de Walt Whitman, patriarca de los poetas norteamericanos, humanista y firme defensor de la libertad con una poesía vital y alegre.

Whitman fue uno de los primeros poetas que experimentó las posibilidades del verso libre, con un lenguaje sencillo y cercano a la prosa y al versículo bíblico, al que Ricardo llegó con seguridad a través de García Lorca.
Y, para dar cuenta de la relación de estos óleos que Ricardo creara pocos años después de su viaje a aquella ciudad y el Poeta en Nueva York de Lorca, nadie mejor que Francisco Martínez Cuadrado1 –coautor de Poesía del 27 y el 36 comentada2 – para glosarlos y ser autor de esta entrada de hoy.

«En los cuadros de la serie de Nueva York, junto a los motivos recurrentes de la pintura de Ricardo y su visión personal de la ciudad norteamericana, descubrimos otros que pueden relacionarse con el Poeta en Nueva York de Federico García Lorca, autor de cabecera de Casstillo. Federico llega a Nueva York en 1929 y presencia en vivo el desastre de Wall Street. Su visión de la ciudad es enteramente negativa. La principal discrepancia con estos trabajos de Ricardo Casstillo es precisamente la presencia de la Estatua de la Libertad en los óleos del pintor, que ofrecen una visión más equilibrada de Nueva York, urbe de grandes injusticias, pero también de exaltación de la libertad individual. En vano buscaremos en el libro de Lorca este segundo aspecto de la realidad neoyorquina. Pero, en el resto, las coincidencias son notables, y tanto el poeta como el pintor exprimirán en sus obras todas las posibilidades expresivas del lenguaje implacable del surrealismo. Por eso, acompañamos los lienzos de Ricardo Casstillo con unos versos de Poeta en Nueva York en los que hemos creído encontrar claras afinidades.
NEW YORK

«Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudson
con la barba hacia el polo y las manos abiertas.
Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando
camaradas que velen tu gacela sin cuerpo.
Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,
ni tus hombros de pana gastados por la luna,»
«Oda a Walt Whitman»
» El retrato de Walt Whitman que incorpora Casstillo a su composición tiene sobre la barba las mariposas con que se asocia al poeta americano, símbolos a un tiempo de su amor a la naturaleza y su inspiración poética. Su barba blanca de profeta y su sombrero de campesino completan la imagen con que la posteridad lo recuerda. Lorca le dedicó una famosa Oda, homenaje a su defensa de libertad, la fuerza de la vida y una sexualidad franca y natural.
New York I

«La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
Nardos de angustia dibujada.»
«La aurora»
» Para Federico, Nueva York, como la “ciudad doliente” de Dante, es una ciudad sin esperanza. La aurora llega sin anunciar un porvenir mejor. Solo deja “nardos de angustia” trepando por la exacta geometría de sus edificios.
New York II

Nueva York de cieno,
Nueva York de alambre y de muerte:
¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?
¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?
¿Quién el sueño terrible de tus anémonas manchadas?
«Oda a Walt Whitman»
» Tras el alambre, la “ciencia sin raíces” de una tecnología deshumanizada, la contaminación (el “cieno”) y la muchedumbre que grita y se desespera, la muerte acecha en la sombra con su inexorable guadaña. Lorca lo vio y lo denunció hace casi cien años. Y en la obra de Ricardo, la Libertad contempla impotente el espectáculo con sus ojos vacíos de estatua pétrea.
New York III

«¡Negros! ¡Negros! ¡Negros! ¡Negros!
La sangre no tiene puertas en vuestra noche boca arriba.
No hay rubor. Sangre furiosa por debajo de las pieles,
Viva en la espina del puñal y en el pecho de los paisajes,
bajo las pinzas y las retamas de la celeste luna de Cáncer.
Sangre que busca por mil caminos muertes enharinadas y
ceniza de nardo,
cielos yertos, en declive, donde las colonias de planetas ruedan
por las playas con los objetos abandonados».
«El rey de Harlem»
» La dolorosa realidad de la población negra neoyorquina encontró en Lorca una denuncia radical. “El rey de Harlem” es un grito contra esa aculturación que cambió los vistosos ropajes de su tierra, con los que los retrata Casstillo, por el uniforme humillante de la servidumbre. Y de nuevo el nardo, ahora ceniza, y la mirada indiferente de la Libertad.»
Francisco Martínez Cuadrado.

1.- Francisco Martínez Cuadrado es doctor en Filología Románica y ha sido Catedrático de Lengua y Literatura en los Institutos Murillo y Fernando de Herrera, de Sevilla. Autor de El Brocense, semblanza de un humanista (2009), Don Quijote de la Mancha (Antología) (2015) y La Edad de Oro. Vida, fortuna y oficios de los escritores españoles en los siglos XVI y XVI (2020),y, en colaboración, de las antologías Poesía modernista y del 98 comentada (2017) y Poesía del 27 y el 36 comentada (2018).La Literatura de los Siglos de Oro y la poesía contemporánea forman el centro de interés de sus artículos, ensayos, conferencias y prólogos repartidos en diversas revistas y editoriales. Ha participado en el volumen colectivo En torno a Murillo (2018), en el ciclo de conferencias Los Saberes del Rey Sabio de la asociación Cum Mago Iubilo (2022). Ha coordinado tertulias literarias con jóvenes escritores y poetas, que gozan de amplio reconocimiento.
2.- Martínez Cuadrado, Francisco y Calzado Molina, David Jesús. Poesía del 27 y el 36 comentada. García Lorca, Luis Cernuda y Miguel Hernández. Editorial Alegoría. «Efecto Pigmalión-Clásicos contemporáneos comentados». Sevilla, 2018
Pepa Pineda Villarrubia. Sevilla, lunes 5 de junio de 2023
3 respuestas
Me encanta esa relación que, con su habitual maestría, nos descubre nuestro querido Paco.
La introducción muy buena.
Un abrazo
Muchísimas gracias, Jaime.