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El Nacimiento de un Movimiento Artístico. La Generación de los 80 en Sevilla IV. EL CUADRO PERDIDO

 EL CUADRO PERDIDO

La primera promoción de estudiantes de Bellas Artes en Sevilla comenzó la carrera en 1981. Entre aquellos alumnos estaban Curro González, Patricio Cabrera, Ricardo Cadenas y algunos otros conocidos  y cotizados pintores en la actualidad, como Rafael Agredano fundador, junto a otros compañeros de facultad, de la Revista FIGURA.
 

La Sevilla de 1984 era un movido trasiego de jóvenes creadores, músicos, diseñadores, bares con la mejor música de los 80, revistas, fanzines  y festivales. Uno de los festivales más controvertidos era el programa ‘Salta la Tapia’ en el Hospital Psiquiátrico de Miraflores, a día de hoy afortunadamente clausurado. En 1978 fue la primera edición de este evento impulsado en gran parte gracias a un grupo de auxiliares clínicos del sindicato CC.OO. siguiendo la filosofía reformista de integrar a los pacientes en la sociedad y de dar a conocer el hospital al resto de la población. Es decir, saltar la tapia, cosa que se puede hacer desde ambos lados del muro. Había puestos con artesanías realizadas por los pacientes, pero lo más atractivo  eran los conciertos de flamenco y de rock, como el de José Mateo acompañado de Silvio y Luzbel, o este de Pata Negra.

 

Dentro de toda esta movida sevillana, Juan Barba, uno de aquellos estudiantes de Bellas Artes puso un bar en la calle Siete Revueltas. Era un lugar de encuentro entre pintores y gente joven que apostaba por una regeneración artística y social, reunidos al calor de la música más moderna y rompedora de aquellos años. Allí colgaban sus cuadros no solo para exhibirlos, sino también -si había suerte- para  vender alguno.

A él solía acudir Ricardo Casstillo, aún estudiante de Bellas Artes, dando los primeros pasos en su carrera,  con la ilusión de colgar alguna obra y formar parte de aquella camarilla de jóvenes  artistas. 

Y allí llevó este sorprendente bodegón lleno de color, en el que Cézanne y  Matisse se convierten en referentes, representando una taza y un azucarillo a escala descomunal, «ocupando toda la superficie del lienzo en primer plano que recuerdan las obras de Domenico Gnoli y sus desmesuradas representaciones frontales» según Fernando Martín.

El cuadro perdido Ricardo Casstillo

Un cuadro al que Casstillo tenía un especial cariño por haber estado colgado en la primera exposición Colectiva de Artistas Sevillanos en la galería La Máquina Española, a partir del 3 de enero de 1984. En aquellos momentos, exponer el «La Máquina» significaba pertenecer a la movida artística sevillana.

La colectiva reunía a los más conocidos del mundo artístico contemporáneo de la ciudad: Carmen Laffón, Félix de Cárdenas, Joaquín Sáenz, R. Cadenas, Gerardo Delgado, Gonzalo Puch, Manolo D. Morón, Patricio Cabrera, Guillermo Paneque, Antonio Sosa, Curro González y un joven Ricardo Casstillo que soñaba con abrirse camino en este mundillo. De hecho, la publicidad de esta exposición hizo que su nombre apareciera por primera vez en, la ya muy prestigiosa, revista de arte FIGURA en su núm. 3 (pág.88).

«La revista FIGURA era, probablemente, el órgano más animoso hacia las posturas de vanguardia. En ella eran protagonistas principales ciertos artistas que, con ideas claras hacia lo más novedoso, marcaban rutas dialécticas a seguir para alejarse de lo que consideraban trasnochado, conservador y poco moderno. Sería un puntal imprescindible para la marcha hacia adelante de las ideas y de la práctica más nuevas. Los artistas que en ella colaboraban iban a convertirse en los actores de una escena que se quería totalmente diferente y alejada de aquella tradición que con tanta fuerza se mantenía en la ciudad» comenta Bernardo Palomo en Diario de Jerez 23-01-2022

Aquel divertido bar, Las Siete Revueltas, de la movida sevillana cerró de la noche a la mañana y todos los cuadros quedaron dentro. Pero, el dueño decidió llevarlos a Nerva, para modernizar la colección del  museo de su pueblo. Los pintores cedieron sus cuadros para que formaran parte de los fondos del Museo Vázquez Díaz, entre ellos este cuadro de Ricardo. De este modo, se creó una gran colección de arte contemporáneo que ahora ha triplicado su valor inicial.  Desde entonces los cuadros se exhiben en una Sala dedicada a los Pintores de los 80 de Sevilla.

27 Puñalás fue una revista de factura semiprofesional dirigida por Luis Clemente, que se acompañaba con un disco con formato single.
El fanzine contaba con colaboradores expertos en música y arte, como Miguel Galán y María José Oporto, antiguos redactores de El Correo de Andalucía, Diario16 y de varias revistas en las que informaban de las últimas novedades musicales y de exposiciones de vanguardia. Contaba, también, con otros periodistas y locutores musicales como Blas Fernández y Eva Tovar, que abordaban noticias locales y de toda Andalucía, incluidas Ceuta y Melilla.

Para el caso que nos ocupa en este artículo, María José Oporto, una jovencísima amante de las artes y especialmente de la pintura, y que firmaba con el pseudónimo de POT, reseñaba las EXPOSICIONES que se celebraban en esos momentos, y comentaba el panorama artístico de la ciudad.

María José (POT) manifiesta entusiasmada que algo empieza a cambiar en Sevilla. Que “Plantear el arte en la ciudad es algo tan amplio y con implicaciones tan diversas, tan transcendentales como su propio concepto […]. Aquí nos limitamos a afirmar su continua presencia en la vida de todos ya que, divertido, terrible o amuermante, el arte nos rodea de la forma más trivial y cotidiana, salta a las páginas de los diarios, están en las portadas de los discos que compramos, en los vídeos que pasan por la tele, en el trazado de las calles, en el diseño de objetos, ventanas, casas… Sevilla, además, por su herencia clásica y su facilidad para dar a luz seres creativos, es un centro dinámico en cuanto a invención y, últimamente, parece que también en cuanto a mercado, indispensable para que el artista no tenga que emigrar o morirse de hambre” .

Hace una última pincelada en la sección de EXPOSICIONES sobre la galería La Máquina Española,  en cuya segunda exposición colectiva participaban Carmen Laffón, Joaquín Sáenz, Gerardo Delgado y Ricardo Casstillo entre otros pintores sevillanos más.
Dar a conocer la pintura sevillana parecía ser el principal objetivo de La Máquina Española, dirigida por el galerista Pepe Cobo, en esa  colectiva titulada colectiva de Artistas Sevillanos, publicitada en prensa y en la revista FIGURA núm. 3 de 1984.

 
EL CUADRO PERDIDO

Tras el fallecimiento de Casstillo, el 11 de julio de 2022, su familia fue a visitar aquella Sala. Para él era una obra  importante porque representaba sus inicios en la pintura y porque, además, era un orgullo estar representado en el Museo del pueblo de su padre y sus abuelos.

Para sorpresa y desilusión, aquella  amada obra de sus comienzos, nadie sabía dónde estaba. El cuadro había desaparecido. Hoy se encuentra envuelto en una enmarañada polémica. El Ayuntamiento de Nerva ha puesto en conocimiento de la Guardia Civil la desaparición  y se ha destapado un escándalo mediático al aparecer colgado en una foto de la casa del exdirector del Museo dentro de una plataforma inmobiliaria.

Por fortuna, nos queda este retrato  lleno de color, resuelto en atrevidas tonalidades verdosas que hizo a su hija Celia Casstillo en el mismo año 1984 y que conservamos como testigo de aquella primera etapa.

R. Casstillo, óleo sobre lienzo, 137 x 97 cm  Foto de Jaime Partida.
 

Este  poema  es de aquellos años en los que Ricardo Casstillo expresa lo que será el arte a partir de esta nueva generación  que arranca en los 80.

EL ARTE QUE VIENE

Estará donde estén los poetas

que se ocultan detrás del

pensamiento pintado. Donde

están los que no pensaron.

También donde el hombre

sencillo, la mujer sencilla.

Donde los niños alegres,

los hombres tristes. Donde

estén algunos borrachos. Donde

estén los que sufren sin querer.

Donde los que bailan sin más.

Donde la gente de la calle

ofrece algún  trocito de este

espíritu. Donde estén los

que viven en países en guerras

que no hacen ellos. Donde

oren de Verdad. Donde

aquellos que dejaron cosas escritas,

cosas en las paredes, en los

papeles. Donde están los que

no dejaron nada, porque

no supieron. Donde los que ya

no estando con nosotros,

guardamos algún grato recuerdo.

Donde los silenciosos.

R.C. 1984.

Pepa Pineda Villarrubia, Sevilla 7 de marzo de 2022

Ricardo Castillo

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