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2003 EL LIMBO DE LAS COSAS I (1)

«No debemos temer la cultura ni la libertad de expresión, —dijo la presidenta de la Academia de Cine, Marisa Paredes—. Hay que tener miedo a la ignorancia y al dogmatismo. Hay que tener miedo a la guerra».  La gala de los Premios Goya de 2003 calentó las manifestaciones contra la invasión de Irak por parte de Estados Unidos de la que España formó parte por primera vez. Decisión que generó un amplio debate en la sociedad española. El “No a la Guerra”, que llegó tras el “Nunca Máis”, provocó una de las mayores manifestaciones en todo el país, y evidenció una fractura social inédita entre el Gobierno y la ciudadanía.

Aquel mes de marzo, Ricardo Casstillo también salió a la calle como otros muchos ciudadanos y amigos, en defensa de la libertad y en repulsa de la violencia.

Violencia directa, que zarandea el corazón de los hombres, como remueve al espectador la fuerte crítica  social de este cuadro, titulado precisamente Salto a la violencia.

SALTO A LA VIOLENCIA

Ricardo Casstillo, Salto a la violencia, acrílico, óleo y fotografía sobre lienzo, 200 x 200 cm 2003

La nueva etapa El Limbo de las Cosas ya había comenzado en 2002. Sin embargo, es ahora cuando trabaja plenamente su particular sincretismo estético.

Pero, ¿qué significaba para Casstillo el título de esa etapa?: No era más que el inicio de un proceso de trabajo, una manera de trabajar que no tiene interrupción, como él mismo explicaba en una entrevista: “… otras veces sí, hago series que sé que las cierro y empiezo otra cosa. Esto es muy propio de la pintura moderna: cansarse, más que evolucionar de manera lineal, se hace a base de golpes o de series, que se cierran y decidimos empezar a hacer otras cosas, aunque siempre lleva una especie de sello tuyo o forma de hacer de ti, normal, pero hay más ruptura. Y esta vez no, es como un trabajo que yo me he organizado de manera que no tiene fin, lo que sí irá cambiando”.

Para el crítico de arte José Yñiguez1 El Limbo de las Cosas “No es una serie sino una larga etapa en su pintura, que acababa de comenzar, trabajando desde su personal manera de ver el mundo, en busca de procedimientos que le permitieran expresar sus inquietudes. Así, sus dudas, temores, miedos y aspiraciones tenían más importancia que las formas de manifestarlas”.

LESIÓN CEREBRAL

Ricardo Casstillo, Lesión Cerebral, acrílico, óleo, fotografía sobre lienzo, 200 x 200, año 2003

Y entre esas inquietudes estaba siempre la del cerebro humano, que será una constante en este blog a partir de esta etapa. El mismo Castillo manifestaba esa preocupación: “Me interesa enormemente la presencia de episodios en los que el estado de ánimo está profundamente alterado y cómo ello afecta a nuestro cerebro”.

Este cuadro está basado en un caso presentado por el Dr. Harlow en 1848, quien demostró cómo una lesión cerebral en los lóbulos frontales provocó un cambio en la personalidad, en el comportamiento social y en la capacidad de toma de decisiones del paciente.

Para representar este accidente eligió el insólito caso de un joven obrero que trabajaba como capataz en la construcción de una vía de ferrocarril en Vermont (EE. UU.), Phineas Gage.  Tal vez el caso de daño cerebral más famoso de la historia.

Un descuido mientras manipulaba los explosivos provocó que una barra de hierro traspasara su cabeza desde la mejilla izquierda hasta la parte posterior derecha del cráneo.

Ante la sorpresa de todos sus compañeros, no perdió la conciencia y empezó a hablar al momento. Lo atendió el doctor Harlow, quien pudo sacarle la barra de hierro y curarle la herida. A los dos meses volvió a su trabajo. Pero, se volvió irregular, irreverente, blasfemo e impaciente. A veces era obstinado cuando le llevaban la contraria, pero pese a que continuamente estaba pensando en planes futuros los abandonaba mucho antes de prepararlos, explicaba el doctor.

Finalmente acabó exhibido en un circo. Su salud se deterioró notablemente tras sufrir varias crisis epilépticas, y murió a los 38 años. La barra de hierro y el cráneo se conservan actualmente en la facultad de Medicina de Harvard.

Pere Borrell, Huyendo de la Crítica, óleo, 1874.
Colección de Banco de España, Madrid.

En una esquina del cuadro Lesión Cerebral Ricardo introduce un doble trampantojo. Por un lado, el famoso cuadro de Pere Borrell, que es uno de los trampantojos más populares de la historia del arte, pero Casstillo, además, lo reproduce con tal hiperrealismo que parece uno de sus collages, cuando en realidad está pintado.

Un marco dorado ficticio hace de frontera entre el mundo real y donde acaba la pintura.  Un joven sale despavorido del espacio de la pintura, con los ojos desorbitados por el terror, por lo singular de este accidente cerebral. El chaval parece dialogar con la obra.

Un trompe l’oeil que simula saltar a nuestra realidad: las piezas de acero, los rodamientos y lo universal de la oscura silueta, que bien podría representar el peligro del hombre frente a la maquinaria. 

En El Limbo de las Cosas empiezan a aparecer esas “ventanas” que Casstillo utiliza como signo de su lenguaje. Signo que nos hace reflexionar sobre cuestiones filosóficas, sobre qué es la realidad más allá de lo físico.
Y, por último, el simbolismo de las líneas rojas y amarillas, que, en Lesión Cerebral, envuelven el hierro y cruzan la oscura silueta, son dos trazos de la más pura abstracción informalista, según comentaba el mismo Casstillo.

EL HACEDOR DE SUEÑOS

Ricardo Casstillo, El Hacedor de Sueños, acrílico, óleo y fotografía sobre lienzo 178 x 187 cm año 2003

El Hacedor de Sueños, es quizás el cuadro más emblemático de toda la etapa de El Limbo de las Cosas.

Pero, para comentar este cuadro, nadie mejor que el texto del propio Casstillo presentado en 2003 a la Diputación Provincial de Sevilla para el cartel del proyecto de CREA Sevilla.

«SIMBOLOGÍA DEL ‘EL HACEDOR DE SUEÑOS’

Enmarcado en un cuadro rectangular, ligeramente apaisado como símbolo de la imperfección de la condición humana, cuenta con

    
TRES PLANOS BÁSICOS:

            » En el tercer plano y el exterior, donde se aloja un árbol: el álamo blanco, que, según los estudios hallados sobre mitología y simbología vegetal en el Sur de España, he averiguado que se considera el primer árbol sobre la Tierra, algo así como el Adán vegetal. En la antigüedad greco-romana era costumbre plantar un Álamo Blanco al nacimiento de un hijo, con el fin de que creciera fuerte, sano y fuera feliz.  Transmisor del conocimiento intelectual.

            » En el plano intermedio del cuadro, tenemos una abstracción informalista, formada por dos líneas gruesas cruzadas, de color amarilla una y negra la otra, simbolizan el día y la noche, transmisora de los sueños.

            » El ser humano sostiene una vara o bastón completamente recto, símbolo de la constancia, tal vez hecho de una rama de este árbol y pulido posteriormente con sus propias manos, símbolo del utillaje (la herramienta) transmisor del conocimiento manual. Parece tocar con un extremo uno de los desdoblamientos o proyecciones, situado a la derecha de la composición, símbolo de la construcción del hombre, hecho a sí mismo. Y a la espalda de la primera figura, la tercera: sombra arrojada como si de la sombra de una pagoda se tratara, símbolo de espiritualidad, lo etéreo, lo intangible.

            » Por último, el bodegón formado por una fuente de cerámica que contiene elementos mecánicos (rodamientos), símbolo del movimiento y también de la economía de la casa. Encontrándose en el primer plano del cuadro y en el interior, como fórmula de rotundidad discursiva, expresando así el devenir del siglo XXI».

R. Casstillo.»

LOS UKIYO-E

Para terminar, daremos un salto al papel. A una extensa y fructífera serie de aguadas que Casstillo produce a lo largo del año 2003 fruto de su pasión por el dibujo y el trazo rápido.

Video YouTube, música Yoshida Brothers. Ricardo Casstillo, ukiyo-e serie de aguadas en tinta negra s/ papel de arroz, 31,5 x 42 cm, 2003

 Fernando Martín, -comisario de la exposición antológica Ricardo Casstillo – Cordilleras del Olvido– en el texto introductorio del catálogo2 explica estos dibujos «De especial atención por su exquisita factura son un conjunto de aguadas de pequeña dimensión sobre papel de arroz […], destacándose por su belleza, […] expresadas a veces como impresiones abstractas e ingrávidas sobre la nitidez blanca de un fondo sin referencias. Obras que por su tratamiento bien podríamos calificar de auténticos ukiyo-e, atendiendo a su carácter flotante y la sensibilidad con que están plasmadas, notas ambas propias de refinamiento oriental, algo que además se ve acentuado tanto por el soporte, como por el hecho de sustituir la firma con un sello, en este caso con la representación de un simio, costumbre muy habitual en la pintura china y japonesa.» Que, además, cumpliendo con la tradición oriental es el año del mono, año chino de su nacimiento.

Ricardo Casstillo, Cupido no tiene trabajo, tinta negra sobre papel de arroz, 31,5 x 42 cm, año 2003

Y en el mismo catálogo2, Iván de la Torre habla de esta serie en blanco y negro como si de haikus se tratara: «Cuando trabaja de manera monocromática la temática variará y el espectador parece asistir a escenas prehistóricas: esqueletos de animales aislados, un recolector ante especies vegetales gigantescas, un cazador en busca de su presa, presas que se esconden tras unos desnudos troncos … En todos ellos, como sucede en la composición métrica japonesa de la cual toma su nombre, se contiene el asombro frente a la naturaleza y una reflexión filosófica en relación a la emoción que aquella suscita.»

Pepa Pineda Villarrubia

En Sevilla, lunes 7 de octubre de 2024

1 El Limbo de las Cosas, catálogo editado por el Centro de Arte Moderno y Contemporáneo Daniel Vázquez Díaz de Nerva. Huelva 2005.

2 Ricardo Casstillo-Cordilleras del Olvido, catálogo editado por Pepa Pineda. Sevilla 2024.

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